Desde sus orígenes como parroquia fundacional tras la conquista cristiana de Valencia hasta nuestros días
Desde sus orígenes, la parroquia de San Andrés ocupa un lugar central en la historia eclesiástica de Valencia. Tras la conquista cristiana de la ciudad por Jaime I en 1238, quedaron establecidas doce parroquias fundacionales que conformaron la base del orden religioso urbano. Entre ellas figura la de San Andrés, junto con San Martín, San Nicolás, Santa Catalina, San Esteban, San Salvador, San Lorenzo, San Bartolomé, Santo Tomás, Santa Cruz, San Valero y Santos Juanes.
Esa antigüedad le confirió a San Andrés un prestigio particular dentro del conjunto parroquial de la ciudad. Es plausible que con el correr de los siglos se le añadiese el apelativo de "Real" como reconocimiento a su importancia histórica, como eco de su origen como parroquia fundacional, y quizá también en virtud de la protección o anuencia de autoridades reales o eclesiásticas.
Así, "Real Parroquia de San Andrés" no es solo un nombre solemne, sino un reflejo de su papel fundacional y su permanencia en el tejido religioso de Valencia a lo largo de los siglos.
Desde sus primeros siglos, la parroquia de San Andrés se levantó sobre un solar con profundas raíces: se construyó, como muchas otras iglesias tras la Reconquista, sobre lo que había sido una mezquita musulmana.
En el siglo XVII, el entonces arzobispo Juan de Ribera impulsó una reconstrucción de nueva planta, con una fachada barroca terminada en 1648.
Durante siglos, aquella iglesia fue centro de la vida parroquial en ese sector del casco antiguo. Sin embargo, con el tiempo el edificio fue envejeciendo y soportando vicisitudes que lo debilitaron.














Durante la Guerra Civil española (1936-1939), Valencia sufrió bombardeos frecuentes, lo que provocó daños en diversos edificios religiosos e históricos. Tras el conflicto, el antiguo templo de San Andrés quedó gravemente deteriorado, al punto de que se consideró su demolición.
La gravedad del estado estructural y el riesgo de colapso empujaron al arzobispado a la decisión casi inevitable de trasladar la parroquia.
Mientras se proyectaba y edificaba el nuevo templo, la comunidad parroquial se reunió temporalmente en un refugio antiaéreo habilitado bajo la Gran Vía de Germanías, justo frente al antiguo cine Coliseum.
Finalmente, hacia finales de los años 40 y principios de los 50 se construyó el templo actual en la manzana comprendida entre las calles Colón, Ruzafa, Pizarro y Cirilo Amorós (con acceso principal por Colón 8 y entrada secundaria por Cirilo Amorós 13).
Aunque el nuevo templo no queda directamente visible desde la calle —está "oculto" en el interior de la manzana—, se accede mediante un pasillo que lo conecta con la vía pública.
Con esa mudanza, San Andrés continuó ejerciendo su misión parroquial bajo un nuevo techo, asegurando su continuidad histórica pese al cambio de escenario.












Don Benjamín Martínez Galvañ nació en Aspe (Alicante) el 12 de diciembre de 1962 y fue ordenado sacerdote el 1 de junio de 1991. Es licenciado en Filosofía y Letras, especialidad en Historia, y ha completado estudios de Licenciatura en Teología.
Compagina su labor pastoral con la docencia, como profesor de Historia de la Iglesia en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia.
Inició su ministerio pastoral en las parroquias de La Vall de Laguart, Famorca, Castell de Castells y Parcent (1991–1996), y posteriormente fue párroco de San Pedro Apóstol de Buñol (1996–2004). Desde el año 2004 sirve como párroco de San Andrés Apóstol de Valencia.
Además, Don Benjamín es canónigo de la Catedral de Valencia y Prefecto de Pastoral del Cabildo, capellán de la Plaza de Toros de Valencia y Arcipreste del Arciprestazgo nº 2 "Santo Tomás de Villanueva". Ha formado parte del Consejo Presbiteral, del Colegio de Consultores y ha colaborado en diversas iniciativas diocesanas como el Itinerario Diocesano de Renovación y el Itinerario Diocesano de Evangelización.